ALGO MÁS QUE UNA ALEACIÓN DE METALES
Una especie de bosquecillo de campanas de pequeño tamaño, y otras más grandes (alguna de hasta 4 toneladas de peso), recibe al visitante del Museo de Campanas. En total, 20 testimonios del patrimonio sonoro y del lenguaje tradicional que aún pervive en todos los municipios vallisoletanos.
Las que aquí se exhiben han perdido el sonido, que así se dice cuando por presentar grietas, agujeros o desperfectos de fundición, no sería posible hacerlas sonar con un tañido mínimamente digno. Veinte campanas que abarcan desde el siglo XV al XX, y que pertenecen a la fundición Quintana, del municipio palentino de Saldaña.
En el museo de Urueña no es importante el tamaño de las campanas -la mitad de ellas no superan los 40 kg.-, sino advertir las formas de cada una, los detalles ornamentales y las leyendas, que en algunos casos narran una pequeña historia, como esa campana que, entre decorados de estrellas y una cruz de calvario, proclama: «Jesús Cristo vive. Cristo vence. Cristo reina» para añadir a continuación: «Santiago Bezeril, siendo Mayordomo del Santo Cristo de Gracia, hizo estas campanas con limosna de vecinos de esta villa. Año 1703.»
Pero es que la campana tiene arte y algo de magia, pues aún siendo un objeto inanimado producto de una adecuada aleación de cobre y estaño, sin embargo evoluciona casi como un ser vivo: cambia de sonido y de color tanto por el paso del tiempo como a causa de la influencia climática, pues no sonará igual el bronce de una campana en la montaña húmeda que en el páramo soleado, por ejemplo.
El sonido de las campanas no obedece sino a una necesidad ancestral de comunicación, con gamas y matices tan variados que su relato se haría demasiado largo. Pero al menos debe saberse que sea una campana de tipo esquilón o romano -que son las dos grandes variedades que se muestran en el museo-, se limite el badajo a golpear con el borde, vuele la campana o se la haga voltear, ya estará reflejando el cariz de lo que anuncia, pues cuando doblan advierten de alguna defunción y cuando voltean, de alguna fiesta. Pero las campanas ni mucho menos se han limitado a los acontecimientos religiosos, sino que con ellas anunciaba el Ayuntamiento el día de pagar los impuestos, salir a arreglar los caminos o la necesidad de ir en busca de animales extraviados, cuando no para anunciar fuegos.
Mas si en algo han sido muy útiles las campanas, sobre todo en tierras de cereal, es para «defenderse» de los nublados, pues cuando las nubes hacían acto de presencia en tiempo de mieses, la población se precipitaba a la iglesia, advertida por las campanas, para hacer un rezo de conjuro y voltear la Bárbara: «Detente nublado, no vengas tan cargado, no asustes a la gente, no espantes al ganado».
ALGUNOS DATOS
MUSEO DE CAMPANAS
LUGAR: corro del Conde, 4
VISITAS: De martes a sábado, de 10,30 a 13,30 horas, y de 16,30 a 19,30; domingos, sólo mañana. Teléfono 983 717 472
SERVICIOS: Visita guiada si se desea (recomendable). A la venta, publicaciones relacionadas con el objeto del museo.
IMPRESCINDIBLE: Un paseo por Urueña, por el adarve de su muralla y visitar el resto de museos del lugar.
Me podría decir el nombre que dan a las campanas, por su forma si es mas redonda o mas alargada
La verdad es que no lo se pero dejame consultar un par de libros en los proximos días e intento responderte, Dioni.
Hola, Dioni, por lo que he leído en artículos especializados, el tipo de campana más numeroso es la esbelta con perfil alargado, de boca en forma de trompeta, y de sonido más afinado y se suele conocer como esquilón o esquilonado. Y la campana más ampulosa, de perfil rectilíneo, de hombro ancho (es decir, más redonda) es la conocida como romana o campana castellana.
Espero haberte ayudado en algo. Un saludo