Desde la reconstrucción de todo el centro urbano de Valladolid, tras el incendio de septiembre de 1561, lo que ahora es la plaza Mayor comenzó a adquirir la importancia que llegó a alcanzar. Hasta entonces, la plaza formaba parte de un amplio callejero por el que se repartía el mercado de la ciudad.
Muy rápida fue la reacción del Concejo nada más ser extinguido el fuego aquél 23 de septiembre (tres días duró la devastación que se llevó por delante unas 600 casas): desde la Costanilla (actual calle Platería), hasta la plaza del Mercado, que incluiría lo que ahora se conoce como plaza del Ochavo, Rinconada, Fuente Dorada, Cebadería y plaza Mayor.
Decía que fue rápida la reacción de la ciudad (villa entonces), pues al día siguiente ya se enviaron misivas al mismísimo Felipe II, y al arquitecto Francisco de Salamanca se le encargó que hiciera las trazas de cómo estaba la ciudad antes del incendio, y de cómo habían de reconstruirse las calles.
Por tanto, cualquier interpretación urbana de la plaza Mayor no puede hacerse sin tener en cuenta todo su entorno, pues forma parte del mismo proceso de reconstrucción que se llevó a cabo.La plaza Mayor pasó a convertirse en el centro de toda la actividad social y festiva de Valladolid: juegos de cañas, recibimiento de autoridades y embajadores, procesiones, corridas de toros… Todas ellas dominadas por dos edificios principales: la Casa Consistorial con sus balcones corridos a los que se asomaban la nobleza y resto de poderes de la ciudad para presidir los espectáculos, y el convento de San Francisco, muy ligado tanto a la vida religiosa como civil de la ciudad.
Arrastra nuestra plaza Mayor la fama de haberse convertido en modelo para el resto de las plazas mayores de España y de América, y algo hay de cierto en ello. No obstante, lo principal es que la reconstrucción de la plaza Mayor de Valladolid coincide con una época en la que la Corona y los concejos comienzan a percibir la necesidad de tener un espacio señero en las ciudades, alejando de él (aunque no totalmente) los mercados, y dándoles el carácter de lugar principal para llevar a cabo las actividades sociales y de representación del poder y las autoridades.
Pero mejor que seguir contando cosas que se pueden leer en diversas publicaciones, sugiero un paseo buscando huellas y señales que nos faciliten cierto conocimiento de la plaza Mayor, noticias de sus edificios históricos, y de su entorno.
Partiremos de la misma puerta del Ayuntamiento y, siguiendo las agujas del reloj, iremos recorriendo los soportales para luego ir a buscar otras plazas y rincones… ¿y qué tal terminar tomando unas cañitas en la plaza de Martí y Monsó?
Resumida pero acertada referencia de los avatares de la Casa Consistorial
En la embocadura de la calle Manzana
Frente a la fachada del Banco de Santander
Recuerdo de los oficios tradicionales que había en la plaza (en el número 3)
Frente al número 5
Donde comienza la calle Lencería
Este recordatorio del convento de San Francisco incluye al pie la siguiente leyenda: “…Que se haga la portada de Sant Francisco, sacándola a nivel de lo demás y encima se haga un corredor con un altar para decir misa y sobre este corredor haya otros hasta igualar con el alto de la casas”. Antes, como igual se hacía en la plaza Mayor de Medina del Campo, se decía misa hacia la calle para que la siguieran los comerciantes. Está frente al número 7, que tiene una peculiar fachada
Frente a la puerta del Teatro Zorrilla
El corral de Torneros (entre el café del Norte y la óptica Vara), así como el de Ricote y el de Boteros (Ferrari 32-34), es un vestigio del viejo Valladolid. Se puede entrar pues es público
Ya casi en la calle de la Pasión
Testimonio de los antiguos negocios que siempre hubo en la plaza
En la entrada a la calle Jesús, ya casi en el Ayuntamiento
La placa de la plaza del Corrillo está frene a este edificio de 1926, cuya construcción fue polémica pues rompía con la estética tradicional de la plaza Mayor
Callejón de San Francisco. La fachada de acceso al convento de San Francisco no era especialmente grande. Su iglesia, huerta y otras dependencias se extendían tras las fachadas de las casas que había a uno y otro de la puerta del convento. El callejón trata de reproducir una calle abierta que había antes de que se cegara con la construcción del edificio del Banco de Santander
Al fondo del callejón de San Francisco, una placa conmemora el enterramiento en Valladolid del héroe irlandés Hugh O´ Donell, que se rebeló contra los ingleses. Se desconoce su actual enterramiento
La calle Platería pasa por ser la primera calle renacentista que se construyó en España, no en vano es producto de la reconstrucción posterior a 1561. A punto estuvo de cambiar la fisonomía de esta calle, con derribo de la iglesia de la Cruz incluido, de haberse llevado a cabo el proyecto de Cort (principios del XX) que proponía que la carretera de Santander (viniendo por Cadenas de San Gregorio y Felipe II) llegara hasta la misma plaza Mayor. Placa que hay en la acera de los impares
Este establecimiento deja testimonio de la vieja tradición comercial de la plaza de Fuente Dorada
Recuerdo de los diversos nombres que ha tenido la plaza Martí y Monsó
Sirenas, escultura de Concha Gay en cuyo estanque está la inscripción que acabamos de ver