A poco que miremos a nuestro alrededor veremos en la ciudad de Valladolid nombres, lugares y personas que guardan una relación más o menos cercana con Francia.
Aunque pueda parecer paradójico, en la Edad Media y siglos inmediatamente posteriores, había un importante trasiego entre moradores de unos u otros países de lo que conocemos como Europa, del que el Camino de Santiago bien puede ser un ejemplo. No obstante la mayor parte de la población humilde vivía y moría en la misma aldea o villa donde nació.
También los arquitectos o maestros de obras, pintores, cómicos, literatos… Amén de los ejércitos que con frecuencia guerreaban en países muy alejados de los suyos… Y los nobles y embajadores con sus séquitos… religiosos y congregaciones que acudían a lejanos países para fundar conventos y monasterios al calor de las prebendas de nobles deseosos de congraciarse con el más allá… las monarquías con sus contratos matrimoniales para sellar el dominio o la paz entre reinos y territorios…
En fin, un número importante de personas que, además, dejaron rastro en la historia y el arte de cada época.
Valladolid no fue una excepción, y desde su “aparición” en la historia, es decir, desde que el conde Petro Asuriz (Pedro Ansúrez) llegara a nuestra aldea a engrandecerla ya conocemos la presencia de Francia junto a la Esgueva.
Y con este punto de partida, nos aprestamos a rastrear la presencia de Francia en Valladolid, lo que nos llevará por un largo recorrido de lugares y efemérides.
Según relata Juan Agapito y Revilla, al engrandecimiento de Valladolid también contribuyeron los franceses: “… la conquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI dio ocasión a que (…) terminada la expedición y licenciadas las tropas, muchos de los francos o franceses que vinieron a ayudar en tal empresa, no volvieron a su patria y se quedaron por nuestras (…) ciudades o villas, una de las cuales fue Valladolid, que fue ajustada por el ilustre Conde don Pedro Ansúrez, señor del territorio, con el capitán Martín Franco y sus quadrillas francesas, por quienes el nombre de la calle de Francos donde sentaron, principalmente, y este apellido en Valladolid…” La antigua calle Francos, es la actual Juan Mambrilla.
Mas, no fue esta la primera e importante referencia de la presencia francesa, pues cuando Ansúrez promueve la construcción de la colegiata de Santa María la Mayor elige como primer abad de la misma a Don Salto, francés, así como los miembros del Cabildo, de la misma nacionalidad. En la fotografía, los cipreses simulan las antiguas columnas de la colegiata, que aún conserva parte de su torre y algún muro.
La nobleza, mediante sus estancias más o menos esporádicas en la ciudad, contribuyó a dar cierta fama a Valladolid. Y entre esa nobleza hubo un buen puñado de franceses -acaso decir francesas sería más lógico- pues fueron esposas de reyes y príncipes, nacidas en el vecino país, las que recalaron en la ciudad. De estos casos señalamos un par de ejemplos. Germana de Foix (s. XV-XVI) era hija de María de Orleans, hermana de Luis XII de Francia, y se casó con Fernando II de Aragón (viudo de Isabel la Católica). Pues bien, el único hijo de ese postrer matrimonio vio la luz el año de 1509 en Valladolid. Se llamó Juan de Aragón y Foix y tuvo la desgracia (muy común en la época) de fallecer a las pocas horas de nacer. Otra reina francesa, Blanca de Borbón, matrimonió con Pedro I de Castilla (el Cruel) en Valladolid en el año 1353. En la imagen, Germana de Foix.
En la ciudad prolifera en edificios públicos y una calle un apellido de origen francés: Delibes. Miguel Delibes (1920- 2010) nuestro convecino y afamado escritor y periodista. Pues bien, el apellido proviene de Francia, de la zona de Toulouse. El abuelo paterno, Fréderic Delibes, era un técnico que se vino en 1860 a trabajar a España en la construcción del tendido ferroviario Alar del Rey-Cantabria, y en aquellas tierras se enamoró de una española. Aquella línea ferroviaria era el porvenir de los trigos terracampinos, que recorriendo el Canal de Castilla en barcaza, se trasladarían a vagones de tren en Alar para alcanzar los puertos cántabros y, desde ahí, exportarse especialmente a las colonias. Por cierto, hubo otros ingenieros franceses que echaron raíces en Valladolid. En la imagen, la casa donde nació Delibes (Acera de Recoletos, 12).
El gran escultor Juan de Juni, que falleció en Valladolid en 1577, había nacido en Francia el año 1506: en la localidad de Joigny, y cuando recaló en España, su apellido se castellanizó como Juni. Se estableció en Valladolid en 1540, donde vivió más de treinta años, y junto con Alonso Berruguete fue el creador de la gran escuela de la escultura castellana. Tiene obra en diversos museos y edificios de Valladolid y en otras localidades, como por ejemplo en Oporto y la fachada de San Marcos en León. En la foto, detalle de Santo Entierro, del Museo de Escultura.
Paulina Harriet, que da nombre a una calle, nació en Francia hacia 1811 y falleció en Valladolid en 1891. Casó con el también francés Juan Dibildos. El matrimonio se instaló en la ciudad al llamado de la entonces pujante economía vallisoletana (fueron unos cuantos los franceses que vinieron a Valladolid a invertir capitales y montar industrias). Hacia 1845 el matrimonio adquirió una empresa en quiebra y montó la fábrica de curtidos, mantas y bayetas “La Rubia” (sita en las inmediaciones del camino de Simancas) que con el tiempo terminó dando nombre al barrio donde se instaló la manufactura. Juan, entre otras actividades, también formó parte de la sociedad que construyó el Teatro Calderón.
Más, su esposa Paulina, también formó parte activa de la sociedad vallisoletana. Y con ese espíritu emprendedor y filantrópico, impulsó el establecimiento en la ciudad del colegio de Nuestra Señora de Lourdes, de la orden de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (fundada por el francés Juan Bautista de La Salle). Misma orden que, más tarde, construyó el colegio de La Salle.
Resulta llamativa la presencia francesa en Valladolid a través de la educación. Pues no solo están los colegidos antes citados, sino que también tenemos la Alianza Francesa, asentada en Valladolid desde 1893. En 1980 la Alianza creó el Petite École française, que ha tenido sucesivas sedes en Valladolid: colegio de El Salvador, edificio RENFE, y finalmente en 1995 da el salto a crear un instituto pero ya en instalaciones de Laguna de Duero. El Colegio Lestonnac (calle Cigüeña, 30), es de la Compañía de María, fundada por Juana de Lestonnac en 1607. El actual colegio Niño Jesús (calle Duque de Lerma, 1) lo fundó la orden de las Hermanas del Niño Jesús: una orden fundada en Francia en 1835. Las primeras monjas que recalaron en Valladolid hablaban todas francés; su primera ubicación fue el antiguo Hospital de la calle Sanz y Forés, en 1968. La Residencia femenina Labouré (calle Madre de Dios, 9) es de la orden de las Hermanas de la Caridad, creada por San Vicente de Paúl y Luisa de Marillac en el s. XVII. Y las monjas dominicas francesas, que concluyeron sus actividades docentes en el convento que ha terminado por conocerse como Las Francesas: edificio que tiene sus orígenes en el siglo XV como convento de Santa Cruz de las Comendadoras de Santiago (el claustro –patio de las Tabas- es del siglo XVI y la iglesia que vemos, del XVIII).
Y siguiendo con la enseñanza, es imprescindible destacar el nombre de Bernés. Que fue, entre otras actividades, capellán de la comunidad de monjas francesas del ya citado colegio Niño Jesús. Se trata del Padre George (Jorge) Bernés (nacido en Montesquiou 1921 y fallecido en Toulouse. 2017). El padre Bernés, que ejerció la docencia en el colegio de El Salvador, introdujo el rugby en Valladolid y creó el equipo de El Salvador durante su estancia en nuestra ciudad acaecida en la década de 1960. (En la imagen un recorte de El Norte de Castilla).
La flor de lis (flor del lirio) es fácil encontrársela en escudos palaciegos y otros nobles edificios. Es el emblema por antonomasia de la heráldica francesa, que lo comenzó a utilizar en el siglo XII y, por tanto, de la dinastía Borbón. También aparece en el escudo oficial de España. El primero de los borbones en suelo español fue Felipe de Borbón, duque de Anjou, nacido en Versalles: bisnieto de Felipe IV de España (de la casa de Austria), y nieto del rey francés Luis XIV y María Teresa de Austria (que fue infanta de España). Aquel Felipe de Anjou es el que tras la Guerra de Sucesión en España en 1700 se coronó como Felipe V. Desde entonces, el escudo oficial de la Casa Real de España tiene incorporada la flor de lis en su escudo. No obstante, también la veremos con fruición en el colegio de San Gregorio (Museo de Escultura), por ser el símbolo de su fundador: fray Alonso de Burgos. Y en el escudo del Duque de Lerma (el que sostienen los leones de San Pablo). En la foto, el escudo que preside la fachada del Palacio Real de Valladolid.
Valladolid está hermanada con la ciudad de Lille desde 1986. Ahora con apenas actividad, sin embargo aquel hermanamiento sirvió para intercambios culturales, estudiantes y sociales. Por ejemplo, el Hospital Clínico firmó un convenio de investigación con un hospital de aquella ciudad francesa. La ciudad da nombre a una calle en Valladolid. En el Campo Grande hay un monolito (frente al número 12 de la acera de Recoletos, donde precisamente nació Delibes). Este monolito tiene grabada la siguiente leyenda: “Conmemoramos que este año 1994, las ciudades hermanadas de Lille y Valladolid, fueron elegidas para celebrar la etapa inaugural del Tour de Francia y la Vuelta Ciclista a España. Valladolid 25-IV-94”
La presencia de los ejércitos franceses en España antes y durante la Guerra de la Independencia, nos ha dejado muchos episodios históricos en la ciudad y buen número de crónicas y noticias. Más no nos vamos a entretener mucho en ello. Una placa de mármol nos recuerda, junto a la Fuente de la Salud (Avenida Juan Carlos I frente al antiguo mercado central y actuales edificios multifuncionales) que en 1762 estuvieron acampados en este lugar varios batallones franceses.
Y también en estos altos de San Isidro tuvo lugar un curioso y luctuoso episodio: (que, por cierto, tiene dos versiones). Nos quedaremos con que una baqueta, disparada accidentalmente por un soldado francés, acabó con la vida de su jefe, el general Malher, que yace enterrado bajo una losa que podemos ver en la entrada de la iglesia de San Pedro (calle Real de Burgos, 10). Aquello ocurrió en marzo de 1808.
José I, hermano de Bonaparte y rey de España durante unos días de enero de 1809, ocupó el Palacio Real sito en la plaza de San Pablo. No obstante su breve paso por el escenario de la historia vallisoletana, hubo tiempo para que en la entrada de San Benito se esculpiera el escudo de aquel breve rey francés. Escudo que no dista mucho de los tradicionales de la casa real española solo que en esta variación bonapartista, las flores de lis de la parte central se sustituyeron por el águila imperial.
Valladolid es la provincia española con mayor número de fundaciones del císter. Entre ellas está el actual Monasterio de las Huelgas Reales. Lo fundó Doña María de Molina en 1282 para acoger a la orden cisterciense, muy de moda en aquellos siglos y protegida por reyes y nobles. Fue creada en el siglo XI por San Roberto de Molesmes y su mayor difusor fue Bernardo de Claraval. La primera fundación tuvo lugar en la localidad francesa de Molesmes. El escudo oficial de la fundación cisterciense está plagado de flores de lis. Flores que han quedado «incrustadas» en el escudo del colegio de las Huelgas, que nació al amparo de este monasterio vallisoletano. La traza actual del monasterio de las Huelgas pertenece al siglo XVI.
Seguimos en la estela de la religión y hemos de acudir a la iglesia de San Martín, en la calle con el mismo nombre. Está presidida por una escultura de Antonio Tomé de 1721. En ella se representa la partición de la capa por el soldado romano que con el tiempo llegaría a ser San Martín de Tours. Media capa se la dio a un pobre muerto de frío y con la otra siguió arropándose el soldado. Corría el siglo IV de la era cristiana. San Martín fue un santo muy celebrado desde el principio, y si no fuera por la fama que alcanzó Santiago Apóstol, San Martín habría sido la principal referencia en el mundo cristiano europeo. Se cuentan por miles las iglesias y fundaciones dedicadas al santo, que atesora la advocación de 12 catedrales. El Consejo de Europa le ha investido como una de los primeros grandes viajeros europeos y un valor común que comparten la mayoría de los países de la Unión Europea.
Francia ha sido una referencia en el mundo de la hostelería. En Valladolid en 1859 se rotuló con el nombre de hotel Parías un antiguo parador de diligencias. Pero en 1883 se construyó un edificio en la calle Teresa Gil para hacer un hotel: el Hotel de France, promovido por Pedro Hourcade, un francés que quería dar a la ciudad un lugar refinado. Tras la Guerra Civil española se cambió el nombre por Isabel y Fernando (el hotel Inglaterra se mudó por de los Italianos), debido a que aquellos nombres de las democracias europeas no casaban muy bien con la nueva ideología impuesta en España. Con el tiempo el hotel se reconvirtió en la residencia universitaria Reyes Católicos. En la foto del Archivo Municipal observese el abuhardillado del edificio, tan característico del París decimonónico.
Renault, sin duda, es actualmente la principal referencia francesa en Valladolid. Se nombre francés anduvo medio escondido cuando la fábrica de automóviles se conocía como FASA (Fábrica de Automóviles S.A.) aunque sobradamente conocido era su matriz francesa. La empresa la promovió en 1951 el teniente coronel Manuel Jiménez Alfaro, y en 1953 circuló por las calles de Valladolid el primer vehículo: un 4 x 4. En la fotografía de Cacho, del Archivo Municipal de Valladolid, se ve al que fuera alcalde Santiago López en una visita a la fábrica en abril de 1953. Y veinte años más tarde la matriz francesa MICHELÍN fabrica su primer neumático en la factoría de Valladolid.
Y concluimos nuestro paseo por la presencia de Francia en Valladolid con dos imágenes. Algunos fotógrafos franceses han dejado las mejores fotografías del Valladolid decimonónico, como la del puente colgante, realizada por Jean Laurent en 1864; o el grabado del Campo Grande elaborado a vista de pájaro por Alfred Guesdon en 1854. Ambas imágenes están tomadas del Archivo Municipal de Valladolid. Para situarnos en la imagen de Guesdon, el edificio octogonal que está casi en el centro del grabado es la antigua Academia de Caballería, que es donde está la actual.
NOTA: Amén de indagar en archivos y diversos textos sobre Valladolid, hay un libro titulado Valladolid la huella francesa, de Luis Torrecilla Hernández, que aborda algunas de las cosas que aquí se han relatado.
Reblogueó esto en TRACES DE FRANCEy comentado:
test reblog
Me ha encantado .
Falta la de franceses y francesas que venían a estudiar en los 80 .Y lo bien vestidos que venían y guapos. Con más nivel en cuidados personales
Un saludo
Gracias por su comentario.