De todo el complejo que llegó a ser el Monasterio de Nuestra Señora de Palazuelos solo se conserva el sobrio templo que ahora ya se puede visitar, tras muchos años de abandono y deterioro.
Valladolid puede felicitarse de que se esté recuperando esta joya cisterciense (ubicada entre Cabezón de Pisuerga y el término de Corcos del Valle), que comenzó a edificarse en el siglo XIII, con importantes reformas en el s. XVI (nueva sacristía, coro, y nueva puerta de entrada) a cargo del afamado arquitecto Juan de Nates.
En el estilo arquitectónico del templo cohabitan el románico de última hora y el gótico que se aprecia claramente en los cañones apuntados de las tres naves que componen la iglesia.
La historia de este interesantísimo templo comienza cuando en 1213 Alfonso VIII de Castilla dona a Téllez de Meneses la Villa de Palazuelos en agradecimiento por su participación en la batalla de las Navas de Tolosa.
Inmediatamente después los Téllez se lo donan a su vez a la orden del Císter, con la condición de que se instalen en Palazuelos, cuyos monjes, hasta ese momento, habitaban en un apartado valle (llamado Benigno) del término de San Martín de Valvení: recuerdo de aquella ocupación es la granja de San Andrés.
Los monjes inician las construcciones para su nuevo emplazamiento y en 1254 ya estaba completado el traslado a Palazuelos. No fue una donación desinteresada la de los Téllez, pues pusieron como condición a los monjes que el templo sirviera de panteón para el linaje de la familia: ahora algunos de aquellos sarcófagos están depositados en el Museo Catedralicio de Valladolid.
Es notable la presencia de la orden del Císter en Castilla y León, y Valladolid en particular donde entre fundaciones masculinas y femeninas se cuentan 8 monasterios, más otros 22 en el resto del Comunidad Autónoma.
El más antiguo de todos los monasterios de Castilla y León es el de la Santa Espina (1174), sito en el término de Castromonte –Valladolid-. Y el más importante llegó a ser el de Palazuelos, donde los abades de todos los monasterios cistercienses de España se reunían cada tres años.
Pero Palazuelos no solo era preeminente dentro de la Iglesia, sino que conoció acontecimientos históricos importantes, como la llamada “Concordia de Palazuelos”: firmada en 1314, acordó que el tutor del joven rey Alfonso XI, hijo de Fernando IV fuera su abuela, la reina María de Molina, viuda de Sancho IV. Este no fue asunto menor en el contexto histórico del momento.
Tras la desamortización del XIX, comenzó el declive de Palazuelos, que, a excepción del templo (que siguió siendo de la Iglesia), el resto se fue derribando para emplear su piedra de cantera, y convertir las hasta entonces posesiones de los monjes en explotaciones agrarias privadas.
Para conocer Santa María de Palazuelos hay visitas guiadas los domingos a las 12:00 h. Y la mejor forma de acceder a él es entrar por Cabezón de Pisuerga, y en dirección a la autovía, a la derecha sale el camino que conduce hasta el templo.
Vista del interior del templo, con cañones góticos.
Detalle de la cabecera, en el que se aprecian ventanas románicas
Parte de la techumbre hundida en 1988, se ha sustituido por un forjado de madera.
Detalle de una de las formidables columnas.
Diversos paneles explicativos ayudan a conocer la historia del templo.
Uno de los sarcófagos que se están restaurando.
Esqueleto hallado en la capilla de los Téllez.
Visita guiada mostrando sarcófagos recuperados en la capilla de los Téllez.
Antigua sacristía.
Inscripción en la pared que indica la fecha de terminación del altar: 1264 según el calendario de los Reinos hispánicos, y 1226 según la manera contemporánea.
Decoración de la sacristía nueva con pinturas de grisalla, una técnica que produce la sensación de relieve.
Alguna de las grandes pinturas murales que decoraban el templo.
Detalle representando el dolor y la desesperación: una persona que se mesa los cabellos.
Los monjes también hacían grafitis, como este Cristo grabado en una columna.
Detalle de donde estaba la puerta original: bajo el coro. La puerta actual es del siglo XVI.