UN INVENTARIO DE ÁRBOLES NOTABLES

El “Catálogo de especímenes vegetales de singular relevancia de Castilla y León” aprobado mediante Orden de la Consejería de Medio Ambiente en junio de 2006, incluye 144 árboles de toda la comunidad y, entre ellos, 13 de tierras vallisoletanas. Este catálogo tiene como objeto la protección y conservación de árboles cuyo “valor monumental, histórico o científico determine su integración en el patrimonio cultural y natural de Castilla y León”.

Si el gigante de los árboles catalogados es una secuoya de 42 metros que medra en los jardines de la Granja de San Ildefonso, en Segovia, Valladolid puede presumir de los 36 metros de otra secuoya que crece en el último tramo del Canal de Castilla, en las Eras, de la capital de la provincia.

Además de la secuoya de las Eras, los otros árboles de Valladolid inventariados son: el olmo de San Andrés en Olmedo, el Pino Señoríto y el Pino la Virgen. Un secuoya de la Overuela eleva sus ramas hasta 32 metros. Un pino llamado de Ordoño hay en Aguasal, y otro, llamado de la Tía Hilaria, en Portillo. Tres pinos más completan la representación abultada, como no puede ser de otra manera en Valladolid, de la especie pinus pinea, es de decir, piñonera, que son el pino Gordo en La Parrilla, el pino de Fuentes del Fregano en Simancas y el pino Macareno, que alcanza los 29 metros, en Peñafiel. Un moral llamado de San Felices hay en Santovenia de Pisuerga que tiene 250 años, y una encina en el monasterio de San Bernardo, en Valbuena de Duero. Tal vez el abuelo de todos los árboles sea la encina de la Planta –un quercus ilex- en Quintanilla de Onésimo, al que se le calculan unos 400 años y que tiene 26 metros de diámetro en su copa.