Entre la leyenda sobre la existencia de un posible enclave templario, y la certeza de haber pertenecido a uno de los monasterios más importantes de Castilla, el de las Huelgas Reales, Zaratán ha ido sobreviviendo de la agricultura hasta la industrialización y el boom inmobiliario reciente.
Una humilde población que, desde hace siglos, se ganó merecida fama por sus buenos panes que vendían en Valladolid. La tradición y producción panadera del pueblo se asentaba en varias decenas de hornos. Y más recientemente, la popularidad de sus salchichas también contribuyó a poner Zaratán en el mapa.
El casco histórico de este pueblo se encarama por la ladera que asciende hacia Torozos, hasta que el desarrollo urbanístico de los años 80 y 90 atrajo hacia el municipio, a tiro de piedra de la capital, a una creciente población que ocupó buena parte de las tierras bajas.
No obstante la principal pérdida que ha tenido de parte de su patrimonio histórico (como el Hospital o la ermita) no es achacable a un urbanismo desaforado, sino que viene de lejos.
Ahora, por ejemplo, sobre el solar del hospital se levanta un edificio contemporáneo. No me resisto a comentar que en lo que quedaba del hospital se alojó tropa italiana venida a España para apoyar a Franco. Su zalamero vocabulario y la juventud de aquellos soldados dejaron más de un corazón roto a su partida, pero también forjó algún que otro matrimonio.
… Y contado todo esto, propongo un paseo por las viejas calles de Zaratán. Un itinerario que partirá de la plaza de la Ronda, próxima a la carretera hacia Wamba.
Matadero, de 1926. Ahora oficina de Correos, en su día fue una importante y saludable iniciativa de un alcalde, Sancho del Campo, al que el municipio le debe buena parte de sus mejoras (plaza de la Ronda)
Antiguos lavaderos, ahora cubiertos, que deberían ser puestos en valor, pues sus pilas y piedras aún siguen ahí. A la gente de siempre de Zaratán, pero también a los recientes vecinos, siempre la resulta agradable recuperar y mantener ese pequeño patrimonio del común, que fue imprescindible en su momento para hacer la vida algo más llevadera (calle Sancho del Campo)
Por la calle Nueva llegamos a la Plaza Mayor, donde está el Caño Dorado. Desde el monte de Villanubla se trajo el agua hasta esta fuente en el primer cuarto del siglo XX. Hasta entonces, la población iba a coger el agua hasta el mismo manantial. Y no será hasta 1970 que el agua comenzara a correr por los grifos de las casas
Por la calle Canal, que sale de la plaza Mayor, llegamos hasta el Ayuntamiento. Edificio moderno asentado sobre restos góticos y una columnata clásica
Una esquina, tras el Ayuntamiento, nos indica, cogiendo las escalinatas, el camino hacia donde estuvo la iglesia de Santa María, la zona más antigua del municipio. Probablemente lo que terminó por considerarse como ermita de Santa María (ya desaparecida) fuera en realidad la primera iglesia del pueblo y, por su nombre, lo que contribuyera a la hipótesis de un asentamiento templario. Ahora se puede apreciar un pequeño resto a la vuelta del mesón Benito: escudo y ventanal
Algunas casas lucen con orgullo señas de un pasado de cierta nobleza: fachada en la parte alta de la plaza Mayor (con escudo y leyenda) –alimentación Cernuda-; y fachada frente al mesón Benito
Muy renovado está el caserío histórico, de modesta construcción y sencillos materiales, pero no ha destruido sus callejas estrechas tan medievales, especialmente en torno a la ermita. Los callejones son, también, muy característicos de Zaratán
En las inmediaciones de la plaza Mayor se levanta la iglesia de San Pedro Apóstol (s. XVII). Desde su pórtico se disfruta de una panorámica del pueblo… y en su atrio hay un interesante crucero de la misma época. En el pórtico se exhiben restos de un artesonado policromado
Al final del camino del Monte, en la parte más alta del municipio, se conserva el antiguo puente sobre el tren burra. El tren unía Valladolid con Tierra de Campos, y dejó de funcionar en 1969, después de 85 años de servicio. Su funcionamiento fue muy importante para Zaratán, pues mejoraba las comunicaciones (y por tanto la entrada y salida de productos de la localidad) con Valladolid y con los pueblos terracampinos. Recientemente sobre el trazado que se encarama hacia la llanura de Torozos se ha habilitado una agradable vía verde tanto para peatones como para ciclistas
La antigua estación, al final del paseo de la Estación, en la parte baja del pueblo, es de propiedad privada y se está cayendo a ojos vista
Panorámica de la plaza Mayor desde los aledaños de la iglesia de San Pedro