ESCARPES SOBRE EL PISUERGA

Se equivoca quien crea que en Valladolid no se puede practicar senderismo de cierta dureza, pues  la senda de los Cortados de Cabezón, por sus cuestas y desniveles, puede equipararse a una marcha de media montaña.

Buena parte de la ruta cabalga entre el ancho valle del Pisuerga y  la antigua cañada Real Burgalesa. A la izquierda, multitud de construcciones y tierras labradas; a la derecha, las yermas tierras acotadas por la alambrada que protege una gran extensión de terrenos militares.

La altitud que se alcanza permite ver una amplísima panorámica sobre la campiña del Pisuerga, por lo que resulta muy oportuno ir provisto de unos prismáticos pues, entre otras cosas, merece la pena detenerse en la planta que ofrece el monasterio de Nuestra Señora de Palazuelos: enclavado en el término de Corcos de Aguilarejo y fundado en el siglo XIII llegó a ser la cabeza de la orden del cister en Castilla.

La senda nos lleva a situarnos sobre el cortado de Cabezón, acaso el punto donde la ruta ofrezca las mejores panorámicas. Es en este lugar donde, precisamente, se inicia el largo descenso de retorno al pueblo. Para ello, y por si la señalización  ofreciera alguna duda, hay que cruzar una cancela grande que se interpone en el recorrido. El camino terminará por llevarnos bajo los escarpes yesíferos que han ido formando las antiguas crecidas del río cuyas aguas han lamido, siglo tras siglo, estas laderas.

El sendero que estamos siguiendo, conocido como Senda Local Circular de Valladolid (SLCVA-08),  fue  la primera ruta que trazó en Valladolid la Federación de Montaña de Castilla y León.

Esta ruta, de unas dos horas y media, y exigentes  cuestas, se inicia en la zona de las bodegas, a las que se llega por las calles Bastas o Altamira,  muy cerca del puente de Cabezón. Entre las bodegas que ahora se ven  hubo cerca de cincuenta casas cueva habitadas hasta mediados del siglo XX (en este mismo blog hay un amplio reportaje sobre el monasterio de Palazuelos  y otro sobre las casas cueva).

Por cierto, un bastón será muy práctico para hacer más confortable la marcha,  y no es apropiado intentarla en días en que se presuma la existencia de barros, pues se haría muy penoso caminar por el yeso reblandecido. Recomendable es, también, hacerla por la mañana o a la caída de la tarde, no tanto por las condiciones climáticas cuanto por que la posición del sol hace que las panorámicas sean más bonitas.

 

 

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 Panorámica general de los Cortados de Cabezón: los alcanzaremos por un senderillo que viene por la derecha, y regresaremos por un ancho camino que se ve marcado a la izquierda de los cortados

 
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Inicio de la ruta, en el barrio de las bodegas, en la calle Altamira, muy cerca del puente

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En la parte de las bodegas un letrero ya apunta la dirección de la marcha. Nuestra referencia durante unos minutos serán las antenas que vemos un poco más arriba

 
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Junto a las antenas (y depósito de agua) se ve perfectamente una trocha empinada que nos mete en el pinar. Nosotros cogeremos esta dirección, aunque hay otras posibilidades, cual es seguir ruta por debajo de los cortados. Acometeremos cuestas de cierta dureza, pero bien merece la pena

 
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Una vez arriba vemos el cabezo de Altamira sobre el casco antiguo de Cabezón. Una alternativa a la ruta  hasta los cortados, si pudiera parecer larga, es, precisamente, limitarse a recorrer este promontorio, que tampoco está mal

 
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Panorámica del casco nuevo y la campiña del Pisuerga

 
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Pasaremos junto a las instalaciones de una tirolina que arranca desde este punto para descender a lo largo de más de un km. hasta el pueblo

 
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Las huellas o esqueleto de un inmenso polígono industrial de 100 Ha. que está parado desde hace varios años

 
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Se vislumbran los cortados. La ruta que llevamos, entre el pinar y las tierras de cultivo, está perfectamente señalizada

 
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Podemos volver por el mismo sitio, pero merece la pena descender por la larga y cómoda cuesta que arranca en una cancela  que se puede pasar aunque esté cerrada

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Ya en la parte baja, los cortados se alzan a nuestra izquierda, y caminaremos  junto al Pisuerga. En un momento dado un letrero nos ofrece tres direcciones, tomaremos la del camino de Vecilla, ya completamente enfocados hacia el pueblo

 
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En mi caso, una rara casualidad me permitió en cierta ocasión captar esta imagen de un búho real (bubo bubo) también conocido como gran Duque en una repisa de los cortados. Se trata de la especie rapaz nocturna más grande de Europa que habita en bosques, roquedos y cortados fluviales. Puede llega a tener una envergadura de 180 centímetros, pesar 3 kilos y las hembras, más grandes que los machos,  pueden medir por encima de los 70 centímetros

 
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El río quizá nos ofrezca algunas  bucólicas imágenes típicas de la ribera…

 

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Y el puente medieval, escenario en junio de 1808 de la primera batalla de la Guerra de Independencia entre los entrenados ejércitos napoleónicos y la tropa de bisoños y mal armados estudiantes de Valladolid, que concluyó  a las  pocas horas en favor de los franceses.   Nuestra caminata ha llegado a su fin

 

TERRITORIO DEL GRAN DUQUE

La Asociación para la Conservación y Estudio de la Naturaleza de Valladolid (Acenva), estima que la  población de búhos reales puede ascender a  unas veinte o treinta parejas. “Al búho real aquí nunca lo había visto”, exclama Javier, que sube con frecuencia hasta el cortado de Cabezón para observar las aves rapaces, “los he visto en los escarpes que hay un poco más adelante, pero no por aquí. No creo que tenga nido, acaso estará descansando”. En efecto, se puede ver con claridad un búho real dormitando en una grieta, punto que puede ser un posadero habitual dado que se aprecia alguna egagrópila (excremento producido por la regurgitación de las partes no digeribles de las presas, como huesos o pelo).

El búho real (Bubo bubo) también conocido como Gran Duque, llega a tener una envergadura de 180 centímetros, pesar alrededor de 3 kilos y las hembras, más grandes que los machos, medir por encima de 70 centímetros. Se trata de la especie rapaz nocturna más grande de Europa y habita en bosques, roquedos y cortados fluviales. Es una especie de tal poderío, que llega a disputar el territorio al águila imperial cuando coincide con esta. De color marrón y de lúgubre ulular nocturno, es una especie muy apreciada en cetrería.