Villa principal entre las de Castilla, por historia, monumentos y economía, tengo la sensación de que acaso por cercana para las gentes de Valladolid, Medina del Campo resulta un tanto desconocida, teniendo, sin embargo, mucho por descubrir. Medina es el epicentro de la comarca que le da nombre, y que estamos recorriendo en esta trilogía sobre Tierras de Medina.
Por eso propongo un largo paseo que nos lleve de punta a punta de Medina del Campo. Haremos algo de ejercicio y, seguro, habrá cosas que aún sorprenderán, sobre todo si nos fijamos en detalles que no figuran en los folletos turísticos.
No me detendré en glosar aspectos de la historia medinense, ni en insistir en la huella que dejaron sus famosas ferias en tiempos de los Reyes Católicos, ni en el paso por la villa de la que sería Reina Juana I de Castilla (mal llamada la Loca), etc. Simplemente iniciaremos un recorrido que, comenzando junto al viejo hospital de Simón Ruíz, nos llevará por diversas calles hasta terminar asomados al mirador de la Reina, más allá del castillo, en la última esquina de la Mota.
Pero de entre los acontecimientos históricos que vivió la villa, no me resisto a anotar que hay una plaza llamada de Segovia (de construcción moderna que está detrás de la Colegiata). Es, en realidad, un homenaje a los medinenses que se opusieron a las tropas de Carlos V que trataban de adueñarse de las piezas de artillería que había en la localidad para atacar a las tropas comuneras parapetadas en Segovia. Los medinenses resistieron a pesar de que los realistas pegaron fuego a sus casas. Se trata de un hecho histórico de especial relevancia en la Guerra de las Comunidades. En conmemoración de la efeméride hay en Segovia una plaza de Medina del Campo, presidida por la escultura de Juan Bravo, líder comunero.
Para completar una buena jornada en Medina, además del paseo se puede añadir una visita guiada por el Castillo (muy interesante), o una visita al Museo de las Ferias, otra excelente opción. De este último, se encontrará una amplia reseña en este mismo blog. Este museo me parece uno de los mejores de Valladolid.
Adjunto un plano de la zona a recorrer con los números correspondientes para su mejor localización en el callejero de Medina.
La próxima entrega de esta trilogía sobre la comarca de Tierras de Medina, será un recorrido por Nava del Rey y los paisajes de alrededor.

El hospital de Simón Ruíz, del siglo XVI, fue el más grande de la provincia de Valladolid y estuvo en uso hasta el mismo siglo XX (n. 6 ángulo inferior izquierdo del plano)

Tres imponentes edificios que presiden la plaza Mayor: a la izquierda, la Colegiata de San Antolín iniciada su construcción en el s. XVI; en el centro, el Ayuntamiento, del s. XVII; y a la derecha el Palacio Real Testamentario de Isabel la Católica, que se comenzó a edificar en el s. XIII. La fachada del Ayuntamiento es una de las más monumentales de entre las casas consistoriales vallisoletanas (n. 2, 10 y 11)

Lo que queda del palacio del Almirante: las portadas barrocas del s. XVIII (n. 8)

Palacio del marquesado de Falces, del siglo XVI, permite contemplar un típico patio de la época. Ahora alberga la Casa de Cultura y está junto al Museo de las Ferias (n. 18)

Volvemos sobre nuestros pasos a la plaza Mayor y no hemos de dejar de observar el típico caserío medieval (ahora con sus fachadas muy renovadas): casas de dos plantas que prácticamente se sujetan unas con otras. Todavía se conservan algunas muy antiguas y en las que se debería poner empeño en conservar

Casa del Peso Real, en una esquina de la plaza. Edificio del XVII representa una institución muy importante en su época, sobre todo en municipios donde había mercados, pues garantizaba que las pesas y medidas realizadas allí eran exactas y oficiales, evitando fraudes y picaresca (n. 12)

Casi junto a la Casa del Peso, está la placilla de la Rinconada, en ella aún se puede ver la fachada de una antigua posada

Por la calle Padilla, vía principal y comercial por excelencia, nos dirigimos hacia el río, alejándonos del centro. En la calle se pueden ver casas importantes del siglo XX, en el que Medina seguía siendo el pujante centro comercial de toda la comarca

Llegamos a las Reales Carnicerías, edificio singular donde los halla y referencia en toda España de este tipo de construcciones de abastos y mercados. Del siglo XVI, tiene la particularidad de que nunca perdió la función para la que fue construido: ahora no es un matadero dedicado a la venta de carne, sino que ofrece otros muchos productos alimenticios (n. 7)

Antes de cruzar el puente camino del castillo, por la amplia calle que sale a nuestra derecha está este curioso edificio. Ahora es una discoteca, pero su construcción original se corresponde a la escuela que construyó RENFE para los hijos de sus trabajadores. Muestra del emporio ferroviario que llegó a ser Medina

Nos dirigimos hacia el Castillo de la Mota. Hay un paso de peatones que salva la vía del ferrocarril. Rodeando la fortaleza se apreciaran murallas más antiguas (tal como se ve en la parte inferior derecha de la imagen), pues no hay que olvidar que estamos en la parte más antigua documentada de Medina del Campo (n. 1)

Edificio de ladrillo, demostró que por su plasticidad, este material es especialmente adecuado para absorber los impactos de la artillería enemiga sin que se destruyera la construcción. En la imagen de la torre puede observarse que junto a los agujeros de los mechinales (donde se encajaban los andamios), están los impactos de los proyectiles

Atravesando prácticamente en diagonal la Mota, por entre un pinar llegamos hasta lo que se ha dado en llamar Mirador de la Reina, pues según la leyenda en este lugar Juana se pasaba largas horas esperando la venida de su esposo Felipe el Hermoso (que ya había fallecido). Pero la verdad es que este es el lugar que ocupaba el inmenso pozo de nieve, y del que una posterior restauración ha dejado una huella en el pavimento que representa la boca del pozo por la que se arrojaba el hielo que allí se conservaba prensado (n. X)

Terminaremos este paseo con una panorámica del castillo de la Mota, para recordar que tanto esta fortaleza, como el Museo de las Ferias bien merecen una visita que remate el paseo por Medina del Campo

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