ROTURAS: PARA ASOMARNOS A EXTENSOS PAISAJES

Roturas es un pueblo agazapado en un escondido rincón del Duero. Desde Pesquera sale la única carretera que llega (y muere) a Roturas, una población muy, muy pequeña que trata de sacar cabeza mediante el turismo rural.

Nos acercamos hasta él pues, sin duda, es un lugar recoleto y con encanto, a pesar de que su caserío nos ofrece numerosas casas en ruinas… el terrible signo de los tiempos de algunos municipios vallisoletanos.

Nuestro objetivo es asomarnos al valle del Duero desde el balcón natural que nos regala con  una vasta y espléndida panorámica.

El  lugar de destino de nuestro paseo, de como una hora entre ida y vuelta, es el pico Tres Fuentes,  y recomiendo llevar unos prismáticos.

 

Desde la carretera que conduce a Roturas (que se ve a la izquierda de la imagen), se divisa – a la derecha-  el roquedo (Tres Fuentes), destino de nuestro paseo.

 

 

Fuente en la plaza, del siglo XIX, desde donde iniciamos el recorrido que pasa por la fachada de la Casa Consistorial.

 

Por el camino de Curiel, que sale pegado a la iglesia, nos iremos encaramando por el “cerral”, que bordearemos hasta llegar al balcón de Tres Fuentes. Llegados prácticamente arriba, dejamos a nuestra izquierda el camino que atraviesa el páramo y  conduce hasta Curiel,  y nos ceñimos al cantil del páramo.

 

El paseo,  sencillo, y  agradable, solo consiste en ir deleitándonos con el paisaje. Antes había muchos nogales por el entorno pero, según relatan algunos viejos vecinos, en los años cincuenta vinieron ebanistas del país Vasco comprando la magnífica madera de estos árboles, lo que llevó a que se cortara la mayoría de ellos.

 

El cementerio, que duerme entre majuelos.

 

Desde el pico Tres Fuentes, posadero de buitres, se divisa una extensísima panorámica. A nuestra izquierda, por encima del páramo, se yergue la torre del castillo de Peñafiel. A nuestro pies, Pesquera (auténtica catedral del vino); y, sucesivamente (de izquierda a derecha): Padilla de Duero, Quintanilla de Arriba, Monasterio de San Bernardo, y el municipio de San Bernardo.

 

Antes de comenzar el camino, o a la vuelta, detengámonos en el edificio  que hay junto a la iglesia. Se trata de un antiguo lagar que conserva toda su estructura, salvo el husillo. Se barrunta que terminará por derruirse, habida cuenta de que sus propietarios no parecen interesados ni en restaurarlo ni en venderlo.

 

La planta alta de la Casa Consistorial conserva la vieja escuela. Es visitable, para lo que hay que preguntar por la persona que guarda la llave.

 

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