Hace unos días publiqué un artículo en El Día de Valladolid sobre los vistosos maceros del Ayuntamiento de Valladolid. En esta entrega de “Valladolid la mirada curiosa”, le reproduzco en líneas generales, aunque introduzco algunos detalles más y hago alusión a maceros de otras localidades. Pero, sobre todo, aporto una colección de fotografías en las que aparecen maceros… y casi podrían ser un resumen de la historia reciente de Valladolid.

Todos los actos más ceremoniosos que celebra el Ayuntamiento de Valladolid van acompañados de maceros. Por ejemplo, cuando se organizó la visita de los reyes a la ciudad en julio de 1858, el Ayuntamiento dispuso que la comitiva municipal que recibiera a Sus Majestades y Altezas Reales,  fuera precedida de los maceros.

Los maceros municipales se han convertido en una representación de la dignidad de la ciudad,  por eso el Ayuntamiento de Valladolid, con ocasión de los fastos para celebrar el bicentenario del fallecimiento de Calderón de la Barca en mayo de 1881, envió a Madrid una comisión municipal acompañada de maceros.

Reproducción de un macero en la cristalera de la escalera principal del Ayuntamiento de Valladolid.

El alcalde Óscar Puente en una procesión de la Virgen de San Lorenzo. Foto Twitter del Ayuntamiento.

Los maceros están cuando se constituye el Ayuntamiento después de cada elección, cuando la corporación realiza visitas institucionales, como la que cada 23 de abril gira a la casa de Cervantes, cuando se vela algún ilustre fallecido, cuando se recibe a personajes relevantes, o en las procesiones y actos religiosos.

La vestimenta actual sustituye a otra que llevaban en 1946 y que se hallaba en mal estado, y además debía ser un tanto ridícula: consistía en una vestimenta anacrónica compuesta de levita de media gala, calzón corto ceñido y como remate un cuello de pajarita y lazo. Pero lo más simpático es que ese atuendo tan estrafalario se complementaba con una gorra de terciopelo con pluma. Es decir, un atavío medieval para rematar una levita y una pajarita del siglo XX.

Para solucionar aquel desaguisado, se encargaron unas dalmáticas moradas con el escudo de Valladolid en pecho, espalda y mangas a las religiosas Adoratrices, y los jubones y calzones de terciopelo negro que van debajo de la dalmática, a una prestigiosa sastrería. Además se compraron nuevas gorras, medias y zapatos. En definitiva, el ropaje actual está compuesto de dalmática, traje de media corta, pantalón bombacho, escudo de la ciudad y, por supuesto, la maza. La dalmática es una túnica abierta por los lados, de manga corta y ancha.

La figura de los maceros es una reminiscencia medieval, y los ayuntamientos solo podían disponer de ellos si el rey lo permitía. Los maceros eran personajes que representaban el poder y la autoridad real. Hay grabados  de Alfonso X el Sabio en los que se dibuja a los maceros que acompañaban al rey en sus audiencias. Eran un cuerpo de élite, diríamos ahora, exclusivo  para proteger a los monarcas y su séquito.

Otra imagen de maceros flanqueando el escudo de los Reyes Católicos y el Árbol de la Sabiduría en la fachada del Colegio de San Gregorio de Valladolid (Museo Nacional de Escultura), de finales del siglo XV.

Se desconoce cuándo se creó en Valladolid el “cuerpo” de maceros, pero sí sabemos que en 1589 el municipio encargó dos mazas de plata y dieciséis años más tarde otras dos. La maza, auténtica arma en origen, se ha transformado en el caso de Valladolid en un bello objeto decorativo realizado en plata que mide 0,76 metros y  pesa nada menos que siete kilos. Foto del Patrimonio Artístico del Ayuntamiento de Valladolid.

Toma de posesión de la Alcaldía de Óscar Puente. Foto de Gaspar Francés.

Maceros y autoridades en un homenaje que se le rindió a Miguel Íscar, delante del parterre del Campo Grande donde está su busto. Foto del Archivo Municipal de Valladolid (AMVA).

Maceros acompañando al último alcalde del franquismo, Francisco Bravo Revuelta en 1979. AMVA.

Imposición de la medalla de oro de la Ciudad a Mariano Cañas, que fue destacado secretario de alcaldes de Valladolid, acompañado del alcalde Francisco Javier León de la Riva, en 1996. AMVA.

Foto de la entrada en la Catedral de Valladolid para el pregón de la Semana Santa que pronunció Ángel María de Pablos –en el centro de la foto con capa- acompañado de otras autoridades en el año 2018. Foto del Gabinete de Prensa del Ayuntamiento.

La corporación municipal y otras autoridades introduciendo los restos de Rosa Chacel para velarlos en la Casa Consistorial en 1994. AMVA.

Los restos de Pío del Río Hortega se trajeron a Valladolid en 1986 por acuerdo municipal,  y antes de depositarlos en el Panteón de Personas Ilustres, se le rindió un homenaje  en el patio del Colegio de Santa Cruz. AMVA.

Maceros en la inauguración de la Casa Consistorial de Valladolid en 1908. AMVA.

Sendas fotos de los años 70 de la proclamación de reina y damas en las Ferias de Valladolid. El acto se hacía en el salón de plenos del Ayuntamiento. AMVA.

También las universidades y las diputaciones que lo quisieron, pudieron disponer de sus propios portadores de mazas, con funciones similares, como se aprecia en esta fotografía de 1974 de los maceros de la Universidad de Valladolid. Foto del Archivo Municipal de Valladolid. Y fotografía de las mazas de la Universidad que se exhiben en el Museo de la Universidad.

Maceros de otros municipios que acompañan a sus respectivas autoridades en sendas visitas a la Feria de Muestras de Valladolid, en 1976. AMVA.

Maceros del Ayuntamiento de Medina del Campo (foto de Fran Jimenez publicada en El Norte de Castilla), y el traje que llevaban en  siglo XVIII que está depositado en el Museo de las Ferias.

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