LA NAVA, CIUDAD POR MÉRITOS PROPIOS

Nava del Rey es un excelente resumen de significativos detalles que caracterizan la comarca de Tierras de Medina: vieja cultura del vino, esbeltas torres y numerosos órganos barrocos. Por esta población y sus alrededores, daremos un buen paseo.

Con lógico orgullo recuerdan en Nava del Rey –La Nava-, que ostenta el título de ciudad desde 1877, una distinción que en Valladolid la comparte con Medina de Rioseco y la capital de la provincia.

La importancia económica que llegó a tener esta ciudad asoma por todas las costuras de sus calles principales: soportales, fachadas, escudos… y se confirma en los edificios industriales (muchos ya sin actividad) que la rodean. Una pujanza que se manifestaba sobre todo en la elaboración y comercio de vinos blancos envejecidos que se vendían por media España, y especialmente en Asturias y Cantabria. Lugares desde los que, a su vez, se traían coloniales y hierro que, desde Nava, se distribuían hacia el sur de Castilla.

Toda aquella actividad ha dejado un importante rastro en el caserío navarrés que tiene sus principales referencias en la plaza de España y en la calle Manuel Salvador Carmona. Calle que vamos a recorrer hasta salirnos de la población para dirigirnos hacia el pico Zarcero y, desde el mismo, obtener unas espléndidas panorámicas del término de Nava del Rey; y, también,  conocer una interesante polémica civil y religiosa que acompañó durante siglos el proceso de proclamación de la Virgen como Inmaculada Concepción. Una historia curiosa incluso para las personas no creyentes.

El municipio rinde reconocimiento a la saga Carmona, nacidos en Nava del Rey: Manuel, grabador del siglo XVIII afamado en media Europa; Juan Antonio, también grabador… y ambos tuvieron otro hermano, José, escultor. Manuel fue maestro en la Real Academia de San Fernando en la especialidad de grabación de láminas. Eran sobrinos de Luis Salvador Carmona importante escultor que tiene diversas obras notables en los templos de la localidad.

Con estos antecedentes vamos a dar un paseo que nos permitirá observar algunas curiosidades y que nos llevará como hora y media entre ida y vuelta.

(Tercera y última entrega de la trilogía sobre la comarca de Tierras de Medina).

 

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Plaza de España, con el Ayuntamiento a la izquierda, y la iglesia de los Santos Juanes a la derecha, un edificio de trazas catedralicias

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Fachada de la Casa Consistorial, una de las más notables de Valladolid,  terminada  en 1732

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Detalle del patio del Ayuntamiento. Exhibe la maquinaria del reloj municipal que hasta bien entrado el siglo XX, y desde 1883, marcó la hora de los navarreses. Detrás, una lápida original que recuerda la fecha de inauguración del Ayuntamiento, reinando Felipe V e Isabel de Farnesio

 

 

 

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Iniciamos el recorrido por la calle Manuel Salvador Carmona, que sale del costado de la iglesia. En ella veremos varios edificios notables, como la fachada del antiguo cementerio religioso, de 1825; e interior del mismo, en el que se han sustituido tumbas por olivos. En la capilla que aún se conserva, está instalada una talla notable de un Cristo, el Cristo de Trabancos

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Diversos edificios notables que siguen punteando la calle

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Ya a punto de salirnos del casco urbano, se ve esta austera construcción: alberga el único pozo de la nieve que se conserva completo en Valladolid.  Interior del pozo. Se puede visitar

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Nos aproximamos a la ermita construida en el siglo XVI a iniciativa del Concejo, y puesta bajo la protección  de Ntra. Sra. de la Concepción en lo alto del pico Zarcero.

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El primigenio edificio del XVI se amplió y acogió a la orden de los agustinos. A la izquierda, la hospedería y casa del ermitaño

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Imagen de la conocida  como Virgen de los Pegotes (en realidad, de la Concepción). Esta imagen, y la ermita, obedecen  a la apuesta de las fuerzas vivas de Nava en favor de que se declarara el dogma de la inmaculada concepción de la Virgen. Aquel asunto aparentemente  pacífico y religioso fue, sin embargo, en el mundo cristiano, motivo de encendidas polémicas, también en el ámbito de lo civil,  a favor y en contra, en la que participaron órdenes religiosas, monarcas, universidades, ayuntamientos… hasta que en el 8 de diciembre de 1854, el papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada. Lo de “pegotes” viene de que en sendas romerías que se celebran  las noches del 30 de noviembre y 8 de diciembre, el público acompaña la imagen,  instalada en una carroza, con antorchas (pegotes)

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Panorámica del caserío de Nava del Rey. En el entorno del municipio hay declaradas dos zonas de especial protección de aves (ZEPA’ s) para dar cobijo a dos colonias de avutardas. El paisaje de la comarca de Tierras de Medina es predominantemente llano, salpicado de suaves hondonadas que recogen el agua llovediza formando lavajos o bodones que acogen una fauna y flora características

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Volvemos a descender por la misma calle. A la izquierda veremos un edificio rematado con una espadaña. Se trata del antiguo convento de Franciscanas Terciarias, luego convertido en escuela pública. Su bodega se puede visitar. Nava del Rey, destacada en el pasado por su tradicional elaboración de vinos, presume de tener decenas de bodegas bajo sus viviendas

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Edificio de la Alcoholera. Tiene La Nava diversas construcciones que atestiguan su pasado esplendor industrial, como el almacén de vinos de la Viesca, una fenomenal nave susceptible de acoger todo tipo de actividades culturales si llegara a rehabilitarse. La imagen muestra el artesonado de la Viesca según un proyecto museístico que no termina de llevarse a cabo

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Detalle del  espléndido órgano construido en el interior de la iglesia de los Santos Juanes. Datado en 1718, se considera uno de los instrumentos más destacados de Valladolid y  uno de los muebles más hermosos de Castilla. (La fotos está tomada del blog del taller de Joaquín Lois, de Tordesillas, que  está restaurando el órgano)

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Concluimos el paseo por Nava con una panorámica de la iglesia de los Santos Juanes, un templo gótico-renacentista iniciado en el siglo XVI. De aspecto catedralicio, su traza se debe a Rodrigo Gil de Hontañón. Del templo destaca su esbeltísima torre barroca de siglo XVIII que sustituyó a la original. Tiene todos los atributos y belleza como  para que sea considerada verdaderamente la Giralda de Castilla