EL PODER DE LOS ENRÍQUEZ. MUSEO CONVENTO DE SAN FRANCISCO, MEDINA DE RIOSECO

«¡Paz y bien¡ Con el saludo de nuestro Padre san Francisco os damos la bienvenida a esta casa. Por obligada cortesía -que por humildad no debiera-, me presento a vuestras mercedes: mi nombre de religión es fray León de Villanueva, y mi oficio de obediencia, el de guardián de este convento franciscano.»

En este punto y de esta manera se inicia una visita al convento de san Francisco, un edificio terminado en 1520 gracias al mecenazgo de D. Fadrique Enríquez, el más grande de los  Enríquez, Almirantes de Castilla. El  recorrido por el museo está conducido por un audiovisual de gran potencia plástica y musical, que lleva al visitante por las capillas y rincones en los que se van mostrando las piezas de la colección de acoge el museo. Un museo que alberga un importe número de obras de arte procedentes de las parroquias de Medina de Rioseco, así como piezas que dan fe de la importancia política y comercial que también tuvo la ciudad. No debe olvidarse que los Enríquez, familia grande y poderosa, estuvieron emparentados con los Reyes Católicos, con la Casa de Alba y con los Cologna de Sicilia.

En algún momento el visitante tendrá que mirar  hacia arriba para contemplar la espléndida cúpula  bajo la que están las tumbas de los Almirantes, pero, sobre todo, hay dos estatuas orantes de bronce dorado que representan a Dª Ana de Cabrera, esposa de D. Fadrique, y a su cuñada, Dª Isabel de Cabrera. Ambas frente a un retablo barroco del siglo XVIII. El paso del tiempo ha arañado sus rostros que no ha sido posible, ni necesario, restaurar por completo.

TERRACOTAS, COBRES Y MARFILES

A ambos lados del retablo están instalados dos grupos escultóricos únicos en el mundo: san Jerónimo  y san Sebastián. Reside su singularidad en que se trata de las dos únicas piezas de barro cocido y policromado a tamaño natural que modeló Juan de Juni, allá por el año de 1537. Otras piezas pequeñas en barro tiene el escultor, pero muy lejos de la magnificencia de estas, de entre las cuales destaca especialmente el rostro y cuerpo retorcidos de san Jerónimo.

Platerías, marfiles hispanofilipinos del siglo XVII -cabe advertir sobre una cajita de estilo cíngaro-portugués que representa escenas del Mahabarata-, alabastros, y otras diversas piezas, conducen hasta una colección de ocho cobres del siglo XVII que esmaltaron y cocieron los artistas flamencos Gerard Seghers y Gabriel Frank copiando los cartones de pinturas de Rubens.

Transcurridos unos 45 minutos, que es lo que suele durar la visita, la misma voz que recibió al visitante, le advertirá: «Aquí os dejamos, en estos corredores, en estas galerías donde los santos os trasladarán, en alas de la piedad y de la belleza, al pórtico de la gloria. ¡Paz y bien!»

Buena  idea es completar el recorrido por este museo con la visita a la iglesia de Santa María de Mediavilla, en cuya sacristía estaban antes las obras de arte ahora expuestas en el museo, y donde también está una espectacular reja del XVI perteneciente anteriormente a este convento de San Francisco. Y de paso, allí se podrá contemplar la famosa capilla de los Benavente, un frenesí de colores, motivos geométricos, figuras y grutescos que se ha llegado a conocer como la «capilla Sixtina de Castilla».

ALGUNOS DATOS

LUGAR: Paseo de San Francisco, 1. Medina de Rioseco

COLECCIÓN: Expuesta en un edificio del siglo XVI que llegó a estar totalmente hundido pero que ha tenido una magnífica restauración y del que ahora es propietario el Ayuntamiento de Rioseco.

VISITAS: De 11 a 14 y de 16 a 19 en invierno; en verano el horario de tarde es de 17 a 20. Pases visita guiada, cada hora. Cierra los lunes, excepto que coincida con fiesta nacional. Teléfonos 983 725 026. Muy aconsejable que la visita se haga de acuerdo con la propuesta audiovisual.

WEB: www.museosanfrancisco.es

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